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Democracia

Tarjetas de Crédito. Qué sangría!

tarjetacreditoTarjetas de Crédito….

71.4% de interés anual

Ingresos por Interés anual

RD$  9 mil illones

Mi hermano Freddy, Master en Economía,  me sugirió la reproducción de este artículo del también economista Alejandro Fernández.

La gestión de tarjeta de crédito es una de  las principales amenazas contra la salud financiera de la clase media.  Sugerencias:

  • Equilibre su presupuesto y planifique sus gastos
  • Use sólo una tarjeta y evite cuanto pueda su financiamiento.
  • Recuerde que esta es la vía más expedita del fraude financiero.
  • Dé seguimiento cuasi religioso a ese monstruo de tantas cabezas que succiona por «sobrecargos», «equivocaciones», «errores humanos», «falta de información», «la vista gorda de la Superintendencia», » su ley de ellos monetaria y financiera» ( porque ese es su traje a la medida».

Adelante Alejandro…..

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Arg. – El silencio de las tumbas

Por Alejandro Fernández    (  Diario Libre 30 Abril 2009 )

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// –> Un perro ladra cuando su dueño es atacado. Por eso, el silencio frente a un ataque a la verdad de Dios, pensaba Calvino, lo hacía un cobarde. Dada las declaraciones del presidente Obama en torno al negocio de las tarjetas de crédito en el Norte, y una realidad igualmente inquietante aquí en el país, callar, ocultar o dejar pasar no es el camino que seguiré. Se lo debo a mi única dueña.

Las tarjetas de crédito han sido ejes fundamentales de la apertura y la democratización del crédito al país. Digamos que semilleros fértiles. Muchos dominicanos que antes tenían las puertas bancarias cerradas lograron dar sus primeros pasos en el crédito formal con tarjetas.

Cuando digo muchos, son muchos. Según el último informe de la Superintendencia de Bancos, circulan en el país más 1.5 millones de «plásticos», lo que implica que posiblemente un millón de dominicanos además de sus duartes, llevan plásticos.

Mostramos en la gráfica los montos adeudados a las fechas de corte de las tarjetas al 31 de diciembre de cada año.

Inteligentemente, estimo que sólo un 45% de ese monto llega a ser efectivamente financiado. Así, la cartera de crédito que genera interés para la entidad financiera, al cierre del 2009, rondaría unos RD$9 mil millones.

Al aplicar el promedio de las tasas de interés cobradas por este producto (71.4% anual nominal), según un informe que la Superintendencia actualizó por última vez en el 2006, estimo que únicamente este producto genera ingresos, netos de costos financieros y de crédito, de por lo menos RD$1.5 mil millones.

Agreguen a esta cifra los RD$3.5 mil millones de «comisiones por tarjetas de crédito» (que pienso incluye las de intercambio cobradas a los comercios) y nos aproximamos a una rentabilidad de RD$5 mil millones o el 50% de las utilidades netas de la banca en el 2008.

¡Qué bueno! Me alegro por ellos, los bancos y sus clientes, no tarjeta habientes. No hay quien niegue la creatividad, innovación, los riesgos y la tecnología que, para hacer realidad tales numeritos, la banca ha asumido en los últimos 25 años. A mayor riesgo y esfuerzo, mayor la rentabilidad. Estamos claros.

Lo que es más, parte de esas utilidades se destinan a la capitalización del sistema, lo que aumenta mi alegría. Pocos como este escribidor han destacado la solvencia bancaria que hasta ahora nos ha blindado. Bien.

Pero… ¿de qué forma? ¿Justificará el fin los medios utilizados?

No lo digo por el costo de las tarjetas. El que sea un producto caro para nosotros y rentables para la banca, quizás el que más (tanto que les avergüenza decir su costo real), no me preocupa. Nadie está obligado a activar un plástico, y menos a financiarse a tasas de banca dantesca.

Mi denuncia no va por ahí. Controlar o regular las tasas sería el camino corto, el fácil, con el que algunos legisladores, periódicamente, amenazan los intereses bancarios. Ahí no iré.

Yo denuncio que no sepamos, de manera clara y uniforme, cuál es el costo de estos financiamientos. Me refiero al costo total, letra pequeña incluida.

Yo denuncio que sofisticadamente confundamos al cliente hablando de una tasa mensual, cuando todas las demás se promocionan anualmente, tal como exige la propia ley bancaria.

Yo reclamo que las autoridades publiquen esas tasas, y esos costos totales, periódicamente, en aras de concienciar al consumidor con real transparencia.

Yo denuncio que el costo de tarjetas no guarda relación con su costo principal, el del dinero.

Yo denuncio el que, sin solicitarlo ni esperarlo, nos cobren por servicios nunca utilizados.

Estos reclamos no son míos solamente. Recuerden, un millón de dominicanos me acompañan. Y eso que no incluyo a los que, historiales crediticios arruinados, quedan sepultados en el silencio de las tumbas.

Veedor bancario

El tiempo nunca será conveniente

No niego que dudé en escribir estas líneas, en este momento. La fiebre nos preocupa a todos. Parte de la banca entenderá que el momento tampoco es adecuado, pues afectar su rentabilidad incidiría sobre su solvencia y por ende en nuestro blindaje económico. Así han pasado 25 años, esperando el momento oportuno. ¿Cuándo será?

Acerca de Lara Valerio

Fui técnico de perforadoras de tarjetas de 80 columnas en 1975, profesor de matemáticas del nivel medio, me gradué de ingeniero electricista. Entre 1979 hasta el 86 realicé un montón de cursos de sistemas informáticos. Trabajé en importantes proyectos de redes e internet. Espero que este fructífero acervo tecnológico sirva para el desarrollo socio-económico, la educación y las buenas prácticas de la democracia.

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