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Democracia

Victor Villegas

Falleció este sábado,  23 de abril,  el poeta y abogado Víctor Manuel Villegas,  a la edad de 85 años.

Biografía de Víctor Villegas

  Nació en San Pedro de Ma-corís el 22 de septiembre de 1924.

Poeta, ensayista, abogado y educador. Cursó la educación primaria y secundaria en su pueblo natal y se doctoró en Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En ese mismo centro académico impartió la cátedra de Literatura Dominicana durante dos décadas.

Es uno de los miembros más destacados y difundidos del Grupo del 48. Ha sido delegado a congresos literarios nacionales e internacionales en varias ocasiones y jurado en importantes concursos literarios celebrados en el país. Dirigió la revista de arte y literatura «Yelidá».

Muchos de sus primeros escritos aparecieron en los periódicos La Nación, Listín Diario y El Caribe y en las revistas lite-rarias Cuadernos Dominicanos de Cultura y Testimonio. Es miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, del Ateneo Domini-cano, de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Escritores, del Comité Internacional de la Soberanía de los Pueblos y preside la Unión de Escritores Dominicanos.

En 1982 recibió el Premio Nacional de Poesía por su obra Juan criollo y otras antielegías. En Venezuela le fue otorgada la Medalla al Mérito Literario Hispanoamericano y en Cuba, la Medalla literaria José María Heredia. Forma parte de las principales antologías poéticas publicadas en República Dominicana.

Uno de sus mentores fue el poeta Francisco Domínguez Charro. Ya en la capital,  se gradúa en la Universidad de Santo Domingo de Doctor en Derecho y se integra a la «Generación del 48» también llamada por Rafael Valera Benítez «De Postguerra» y por el propio Villegas «Generación Integradora».  Estos se reconocían continuadores de «La Poesía Sorprendida», deseaban mantener los contactos con todo lo que hasta entonces existía de avanzado en el país, fuera ésto postumismo o una poesía de corte social como la de Pedro Mir y Héctor Incháustegui Cabral.

María Ugarte en El Caribe y Pedro René Contín Aybar en los Cuadernos Dominicanos de Cultura fueron factores de cohesión para este grupo que aglutinaba a poetas como Rafael Valera Benítez, Lupo Hernández Rueda, Abelardo Vicioso, Máximo Avilés Blonda, Ramón Cifré Navarro, Luis Alfredo Torres, etc., todos ansiosos por continuar una tradición poética que ya contaba con nombres vigorosos.

Víctor Villegas figura entre los más dotados del grupo, aunque sus inicios en las nuevas modalidades fueron vacilantes. Hay que esperar a los Diálogos con Simeón para conocer ampliamente los aciertos de este poeta que ya empezaba a dar pasos seguros rehuyendo las publicaciones apresuradas.

Su poesía se acerca al hombre dominicano con fuerza y delicadeza a la vez mezclando, a una suprarrealidad controlada por la razón, los ecos de una poesía oral, que casi pretende explorar el folclorismo, los paisajes y las figuras regionales elevándolos a una significación social.

Ejemplo de su expresión poética

Cada quien cava su tumba

El día siempre está desnudo.

Deja su oscura ropa, sus zapatos,

en los perezosos, callados vestidores de la madrugada.

Despoja su misterioso cuerpo de infinitas partículas,

de los gritos en las camas vacías,

del repentino  ruido del cangrejo en el armario de chillonas enaguas.

Como el ladrón que esconde su silueta del brusco ladrido de los perros,

y lento, bajo el ronco silencio de la almohada,

sus pasos de serpiente se aposentan,

el día penetra sin ser visto a sus altos dominios.

Pero cuando es la fértil materia de los peces,

del hombre limitado, del lenguaje del árbol lo que pierde,

el es un vasto cementerio suspendido en el aire y donde cada tumba asume la sólida forma de las cosas.

Y es que morir es una simple jornada cotidiana.

Lo que se refleja en la retina, lo que es disyunción, presencia inmóvil,

perece y vuelve a la jornada.

El que vive, cede parte a la muerte

a otro, al agua, al sombrero zurcido,

al vendedor de lluvia y de cansancio,

el que mata gusanos en el queso, colecciona borrachos,

faltas de ortografía de tiranos y los exhibe en los

escaparates de su casa.

Cada quien escoge la manera de morir.

DE espaldas, con alguien de frente a frente siendo

uno mismo, como un inútil pájaro suicida

en una ala. También orinando

hacia arriba, sobre el tendido eléctrico,

buscando las dimensiones de la luz.

Cada quien procura su manera de enrrarse

en el aire. Con tos, vestido de juez probo,

de politico honesto, y cosas imposibles como esas.

Cada quien cava su tumba. El día le espera.

Apoteosis de la luz

Por Víctor Villegas

En el principio era un túnel más allá de la muerte,
un eco sin metal, sin sonido de abejas,
era un silencio solo mordido por la ausencia,
y no había más guitarras
que el sueño de la lluvia,
y más pan que la espera del oro de los días.

En el principio era el tiempo. Ningún amor furioso
repartió por sus venas de lacerante fuego
el calor del deleite que emana de los cuerpos,
la tentación y el aire de los últimos labios
que mueren con la luna detrás de las ventanas.
ninguna mano, ni mil manos,
ni un millón de corales,
ni el pecho atravesado del ruiseñor, ni la ceniza,
ni el grito de los pueblos con sus ojos de aceite
buscando los paisajes,
nada a no ser una huella sin su pájaro
un latido sin cauce, una mirada ciega,
pudo de luz y ámbar inaugurar la espuma.

¡Entonces, ay, la estrella, los nardos, las espadas!
¡Cuántos rostros sombríos cayeron en las tumbas,
cuántos hijos pudieron desenterrar la sangre!
Ni siquiera la lluvia merece este lamento.
Cuando llegó el más fuerte y doblegó los bosques,
y crujió la madera y el corazón del hombre busca asilo
en un mundo de muerte inverosímil,
cuando las calles solas se hundían en las sombras,
y era confuso el beso y el llanto era confuso
como cola de gallo empujada por soldados,
quién pensaba en la furia del hacha redentora,
en la flecha que el joven capitán encendía,

Mañana es esta hora de alas infinitas,
La otra orilla estará poblada de luceros,
y habrá espacio en la mesa y niños como espigas,
y azúcar empapada de canto y de rocío.

Mañana como siempre caerán las amapolas.
Otra vez el principio, otra vez, sin embargo,
como una llama blanca.

Referencias importantes

Leer libro Antologías histórica poesía dominicana (Franklin Gutiérrez)

El adiós a don Víctor Villegas, el poeta siempre joven, Lery Laura Piña, periódico Acento.com.do

BIBLIOGRAFIA ACTIVA…

POESIA. Diálogos con Simeón. Santo Domingo: Editora Taller, 1977; Charlotte Amalie. Santo Domingo: Impresora Matos, 1982; Botella en el mar 72. Santo Domingo: Impresora Matos, 1984; Cosmos. Santo Domingo, 1986; Poesía de Víctor Villegas. Santo Domingo: Impresora Artes Gráficos, ediciones Biblioteca Nacional, 1986. La Luz en el regreso: antología poética. Santo Domingo: Alfa y Omega, 1993. Ahora no es ahora. Santo Domingo: Universidad Autónoma de Santo domingo, 1997.

ANTOLOGIA. Pedro René Contín Aybar. Santo Domingo: Editora Taller, ediciones de la Universidad Central del Este, 1982; Antología de poetas petromacorisanos. Santo Domingo: Editorial Taller, ediciones de la Universidad Central del Este, 1982.

BIBLIOGRAFIA PASIVA

Conde, Pedro. «Víctor Villegas: el estro de un maestro». Hoy [Isla Abierta] 6 de febrero, 2000: 22-23. | García Margarita. «La poesía no es una ciencia y no una simple inspiración» (entrevista)  Hoy [Isla Abierta] 20 de febrero, 2000: 18. | Gerón, Cándido. “Víctor Villegas y su compromiso con el hombre”, en Poesía de Víctor Villegas. Santo Domingo: Biblioteca Nacional, 1986. | Gerón, Cándido. “Víctor Villegas”, en Diccionario de autores dominicanos 1492-1994. 2da. ed. Santo Domingo: Editora Colorscan, 1994: 338. | Gutiérrez, Franklin. “Víctor Villegas”, en Antología histórica de la poesía dominicana del siglo XX. Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1998: 219-228. | Hernández Rueda, Lupo. «Diálogo con Simeón». La Noticia [Aquí] 8 de mayo, 1977: 2-A | Hernández Rueda, Lupo. «Víctor Villegas: la esfera que nutre la esperanza», en La generación del 48. Vols. 1 y 2. Santo Domingo: Ediciones Ferilibro, 1998: 412-425, 373-419.| Hoy [Isla Abierta] 6 de febrero, 2000: 3-4. | Hernández Rueda, Lupo. «Diálogo con Simeón». La Noticia [Aquí] 8 de mayo, 1977: 2-A | Lantigua, José Rafael. “Víctor Villegas: la nueva presencia de un poeta del 48″. Ultima Hora [Biblioteca] 6 de abril, 1991: 10. | Lantigua, José Rafael. «Víctor Villegas: una polémica consustanciada con el hombre dominicano». Ultima Hora [Biblioteca] 13 de abril, 1991: 10. | Lantigua, José Rafael. «”La luz en el regreso”. Ultima Hora [Biblioteca] 22 de mayo, 1993: 9. | Lantigua, José Rafael. «Diálogo con Simeón y Charlote Amalie”. | Ultima Hora [Biblioteca] 5 de junio, 1997: 34. | Molina Morillo, Rafael. Víctor Villegas”, en Personalidades dominicanas 1993. Santo Domingo: Molina Morillo & Asociados, 1993: 629. | Moquete, Clodomiro. Víctor Villegas”, en Cada uno Dios. Santo Domingo: Colección Calilonada, 2000: 711-732. | Sainz, Enrique. «Víctor Villegas: Juan Criollo y otras antielegías». Hoy [Isla Abierta] 6 de febrero, 2000: 20-21. | Rueda, Manuel. «Víctor Villegas”, en Dos siglos de literatura dominicana. Tomo II. Santo Domingo: Colección Sesquicentenario de la Independencia Nacional, 1996: 312-326.

Fuente:  ( www.escritoresdominicanos.com,

http://tertulialetrasdelaacademia.blogspot.com  )


Acerca de Lara Valerio

Fui técnico de perforadoras de tarjetas de 80 columnas en 1975, profesor de matemáticas del nivel medio, me gradué de ingeniero electricista. Entre 1979 hasta el 86 realicé un montón de cursos de sistemas informáticos. Trabajé en importantes proyectos de redes e internet. Espero que este fructífero acervo tecnológico sirva para el desarrollo socio-económico, la educación y las buenas prácticas de la democracia.

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